Estaba el viernes fotografiando el embalse de Montan cuando escuché a mi espalda caer piedras. Al volverme pude ver lo que os muestro. Lo curioso es que se quedaron mirándome e incluso me dejaron acercarme prudencialmente con lo que volví a casa bastante contento.
Que suerte tienes ¡¡¡BANDIDO!!!
ResponderEliminarVaya dos bicharracos, que envidia Javier, menos mal que tienen cara de asustadizos por que si son algo más atrevidos me da que te hubiera tocado correr jajaja
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